Faulkner, Hemingway y Fitzgerald en el cine

Faulkner, Hemingway y Fitzgerald en el cine

Faulkner, Hemingway y Fitzgerald

En el cine

“Son todos de una generación perdida”. La frase de Gertude Stein iba dirigida a Ernest Hemingway pero incluía a William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, John Dos Passos, Erskine Caldwell, John Steinbeck y Sherwood Anderson, aunque muchos entendidos eligen también incluir en el grupo a Ezra Pound, Djuna Barnes y Dorothy Parker. Corría el año 1929 y Paría era una fiesta, pero ellos, o casi todos ellos, habían visto muy de cerca los horrores de la primera guerra mundial. Si sumamos a esto el crack de 1929 en Estados Unidos tenemos a un grupo de escritores que cargaron en sus plumas con el peso de dos tragedias. Pero se hicieron cargo de ellas y sus obras reflejan ese período de ambos lados del océano.

En este curso nos ocuparemos de tres de ellos, de Faulkner, de Fitzgerald, de Hemingway, y de la relación que mantuvieron con el cine, o que el cine mantuvo con ellos. No hay que olvidar que además de haber sido adaptados una y otra vez, tanto Faulkner como Fitzgerald trabajaron en Hollywood como guionistas. A ninguno de los dos le fue bien, aunque dejaron un puñado de adaptaciones brillantes y elevaron el listón del oficio hasta lo más alto, dejando un legado de maestría que inspiraría a muchos de sus colegas.


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El París de los años veinte, el jazz, el blues, las vanguardias artísticas y las películas. Directores como René Clair, Jean Renoir, Alberto Cavalcani, Jean Epstein, Abel Gance y Luis Buñuel deslumbran y provocan con sus películas. Woody Allen se inspira en la novela de Hemingway “París era una fiesta” para contar esa época y filma “Medianoche en París”. Allí está retratado el escritor y también Scott Fitzgerald, que junto a Zelda, su esposa, se convertirían en íconos de los años veinte.

Por otro lado, en Estados Unidos y más precisamente en el año 29, tiene lugar el crack financiero conocido como la Gran Depresión, que afectaría a todo el planeta y se prolongaría hasta fines de los años treinta. De ello dan testimonio numerosos escritores y cineastas a través de películas clásicas como “Las uvas de la ira”, de John Ford, “Qué bello es vivir”, de Frank Capra, “Tiempos modernos”, de Charles Chaplin; o modernas como “El gran salto”, de los hermanos Coen o “Dogville”, de Lars Von Trier. A partir de ese complicado contexto se forjará parte de la obra de nuestros tres escritores.

William Faulkner, el escritor nacido en New Albany, Misisipi, en 1897, fue poeta, periodista, novelista y guionista cinematográfico además de Premio Nobel. Narró como ninguno la derrota, el derrumbe y la desintegración del Sur de los Estados Unidos luego de la guerra de secesión. En ese contexto debemos incluir al cine como una invención Dixie y no Yanqui, de la mano del gran director David Giffith y de películas clásicas como “Lo que el viento se llevó”. Por otro lado, vemos como Los confederados, Lincoln, la esclavitud y el Ku Klux Klan, fueron retratados en multitud de películas, desde el mismo Griffith y pasando por Buster Keaton, John Ford, Sergio Leone, Steven Spielberg o Quentin Tarantino. Bien podemos hablar entonces, de Faulkner y sus particulares circunstancias.

En 1932 la Metro Goldwyn Mayer le ofrece trabajo como guionista. Faulkner estaba necesitando dinero y acepta. Allí desarrolló una prolífica amistad con el director Howard Hawks. Para él escribiría cinco guiones y compartiría su pasión por la caza y la bebida (tal como lo retratan los hermanos Coen en “Barton Fink”). También escribe para Jean Renoir, Tay Garnett y George Stevens. Algunos de sus guiones más recordados fueron los de las películas “Today We Live”, “The Road to Glory”, “To Have and Have Not”, “The Big Sleep” (obra maestra como pocas), y “Land of the Pharaohs”, de Howard Hawks, y otros como “Gunga Din”, de George Stevens, o “The Southerner”, de Jean Renoir.

Faulkner está considerado como uno de los más grandes escritores del siglo veinte. Su obra influyó a escritores como Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Ricardo Piglia, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, entre otros, y a numerosos cineastas que llevaron sus novelas y cuentos al cine. Entre las más reconocidas adaptaciones figuran “El largo y cálido verano” y “El sonido y la furia”, de Martin Ritt, “Los rateros”, de Mark Rydell, “Angeles sin brillo”, de Douglas Sirk, y “Santuario”, filmada por Stephen Roberts en 1932 y por el director inglés Tony Richardson en 1962 con Lee Remick e Yves Montand. A pesar de las diferentes calidades de los films, sus temas aparecen intactos: La violencia, las luchas de clases, la sociedad arcaica contra la sociedad moderna, el atraso económico, el mundo rural y por supuesto, el inconmensurable condado imaginario de Yoknapatawpha, antecedente innegable de Macondo y Comala.
Al igual que Faulkner, Fitzgerald también probó suerte en Hollywood. Al igual que a Faulkner, le fue fatal. Corría el año 1937 cuando decide instalarse en California y trabajar como guionista. Su fama y su prestigio habían decaído considerablemente. Ya no era el escritor brillante de los años veinte. Escribió películas que dirigieron Fran Borzage (Tres camaradas, 1938), W.S. Van Dyke (María Antonieta, 1938), Jack Conway (Un yanqui en Oxford, 1938), e incluso se asegura que fue uno de los tantos que le metieron mano al guión de “Lo que el viento se llevó”, aunque su nombre no figura en los títulos finales de la película. Llegó a hacer una prueba como actor y sus “Historias de Pat Hobbie” cuentan los avatares que sufrió en la industria del cine. “Le enseñé a escribir diálogos a toda una generación y usted me los quiere cambiar en una noche”, dicen que le dijo a un conocido productor. En 1941 escribe aunque no acaba su novela “El último magnate”, que se inspira en la figura del joven productor Irving Thalberg para narrar el universo de Hollywood de los años veinte y treinta. En 1976 la llevó al cine Eliza Kazan con Robert de Niro interpretando al brillante productor.

La obra de Scott Fitzgerald dio lugar a numerosas películas. Muchos de sus cuentos y novelas fueron adaptados con suerte dispar. A la primera que le llegó el turno fue a “Hermosos y malditos”, que en el año 1922 y en versión muda dirigió William A. Setter. Le seguiría “El Gran Gatsby”, que en 1925 y también muda dirigiría Herbert Brenon. La novela volvería a ser filmada en 1949 por Elliott Nugent, en 1974 por Jack Clayton (con guión de Francis Ford Coppola), en el año 2000 por Robert Markowitz, y en el año 2013 por Baz Luhrmann, convirtiéndose en una de las novelas más adaptados de la historia del cine. En el año 1954 le llegaría el turno a “La última vez que vi París”, producida por la MGM y basada en el cuento de 1930 Babylon Revisited. La dirige Richard Brooks y actúa Elizabeth Taylor. Años más tarde, en 1962, Henry King dirige “Suave es la noche” y en 1985 la novela se convertiría en una serie de televisión de seis capítulos. En 1974, el gran Elia Kazan lleva al cine “El último magnate”, con guión de Harold Pinter y con Robert de Niro como protagonista, y consigue la que para muchos es la más lograda de las adaptaciones al cine de un texto de Fitzgerald. En el año 2008 el director David Fincher (Pecados capitales, El club de la pelea, entre otras), convierte el cuento “El curioso caso de Benjamin Button” en una película con Brad Pitt y Cate Blanchet. Exito de público aunque no tanto de crítica, sería junto a la ya mencionada adaptación de 2013 de “El gran Gatsby” de Baz Luhrmann, las que se encargarían de volver a poner a Scott Fitzgerald en el podio de escritores estadounidenses.

La tumultuosa vida de Fitzgerald inspiró una serie de películas que lo tendrían como protagonista. Estos films registran los diferentes avatares por los que la vida -la desgraciada vida-, lo fuera conduciendo. Todo empezaría en 1958 cuando Henry King dirige “Beloved infidel”, con Gregory Peck interpretando a Fitzgerald y Deborah Kerr como Sheilah Graham, la en su momento conocida columnista de chismes de Hollywood que, según se asegura, mantenía un romance con el escritor mientras Zelda permanecía internada en un psiquiátrico. Según indican rumores recientes, la vida de Zelda sería llevada al cine por el director Ron Howard, con Jennifer Lawrence como protagonista. “La señora Parker y el círculo vicioso”, dirigida en 1994 por el inglés Alan Rudolh, cuenta la vida de la escritora Dorothy Parker y tiene a Fitzgerald como uno de sus personajes principales. El escritor volvería a aparecer retratado en el año 2002 en la película “Last call”. La dirige Henry Bromell con Jeremy Irons en el papel de Scott Fitzgerald y Neve Campbell y Sissy Spacek secundándolo. En la ya mencionada “Medianoche en París” (Woody Allen, 2011), y en “Genius” (Michael Grandage, 2016), Fitzgerald tendría breves apariciones. En la primera se retrata la vida del París de los años veinte y en la segunda se cuenta la tormentosa relación del escritor Thomas Wolfe con su editor Max Perkins.

A diferencia de sus otros dos colegas, Hemingway nunca escribió para el cine. Sin embargo, la cantidad de novelas y cuentos suyos que fueron adaptados es asombrosa, aunque estos trabajos pertenecen al pasado y últimamente no se conocen películas basadas en sus textos. Para encontrar un punto de comienzo podríamos mencionar su célebre cuento “Los asesinos”, de 1927, que fuera llevada al cine en 1947 por Robert Siodmark y por Don Siegel en 1964; y curiosamente, fuera el cuento elegido en 1956 por un joven Andrei Tarkovski para realizar un cortometraje como estudiante de cine en Moscú. Por otro lado, es imposible no mencionar la influencia que el cuento tuviera en Tarantino y en su película “Pulp fiction”, donde dos asesinos van a cumplir una misión mientras se suceden diálogos elípticos e imposibles. La influencia que el cuento tuviera en el desarrollo de la novela policial fue inmensa, empezando por la que ejerció en escritores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler.

Durante el período clásico de Hollywood numerosos cuentos y novelas de Hemingway, desde las consideradas bélicas hasta las de aventura, fueron objeto de adaptaciones cinematográficas. Podemos comenzar por “Adiós a las armas” y las versiones de 1932 y 1957, dirigidas por Frank Borzage y King Vidor respectivamente. “Por quién doblan las campanas”, su segunda novela sobre la guerra, sería filmada en 1943 por Sam Wood con Ingrid Bergman y Gary Cooper. En 1944 el gran Howard Haws le apuesta a Hemingway ser capaz de hacer una buena película con su peor novela. El escritor elige “Tener y no tener” y Hawks resulta victorioso. Protagonizada por una dupla inmejorable, Humphrey Bogart y Lauren Bacall, la película es una joya que además, recordemos, adapta para el cine William Faulkner. En 1952 Henry King llevaría a la pantalla “Las nieves del Kilimanjaro”, con Ava Gardner y Gregory Peck, y “Ahora brilla el sol” en 1957, también con Ava Gardner pero esta vez acompañada por Errol Flynn y Tyrone Power. En 1958 llegaría “El viejo y el mar”, con Spencer Tracy y dirigida por Preston Sturges. Otros cuentos y novelas suyas fueron convertidas en películas: Islands in the Stream, The Macomber affair, The breaking point, Under my skin, The gun runners, My old man, entre otras, pero que sin dudas no brillan tanto como las más arriba mencionadas.

La vida aventurera de Hemingway, su pasión por España y por los toros, por la bebida, por las mujeres, por la caza y por la pesca, por Cuba, e incluso por la escritura, inspiraron numerosas películas que tienen a su biografía como centro de interés. Quizás la más recordada vuelva a ser “Medianoche en París”, donde lo vemos beber y boxear en los años veinte y en la ciudad luz. Pero también su vida aparecería retratada en “El valor de un hombre”, dirigida por Martin Ritt en 1962, en "Hemingway y Gellhorn" (2012), dirigida por Philip Kaufman, con Nicole Kidman y Clive Owen interpretando al célebre escritor, en “Hemingway, fiesta y muerte”, de 1988 y dirigida por José María Sánchez, y en “Papá: Hemingway en Cuba”, con la dirección de Bob Yari. En la ya citada película de 2016 “Genius”, sobre la vida de Thomas Wolfe, el actor Dominic West interpreta a Hemingway e incluso, en la serie televisiva española "El Ministerio del Tiempo", lo vemos de joven visitando de las fiestas de San Fermín. En la película de 1993 “Wrestling Ernest Hemingway”, la directora Randa Haines transpondría la técnica hemingweyana del iceberg (lo más importante nunca se cuenta), para contar la historia de dos solitarios ancianos donde la acción está implícita, los personajes apenas hablan y notamos que lo importante circula por debajo de la superficie del relato. Otra aparición digna de mencionar sería en el documental de Joris Ivens, “Tierra de España”, realizado en 1937, donde oficiaría de narrador junto al gigante Orson Welles.

El curso es en formato de videoclases. Cada una de ellas tiene una duración de dos horas aproximadamente y consta de una exposición oral, fragmentos y escenas de películas, lecturas de textos e imágenes y fotografías de los temas tratados. Están disponibles en un drive de Google para ser descargadas o vistas de manera online.

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